La sanación racial es restaurativa y afirma el valor inherente de todas las personas, cuando se basa en la empatía y se orienta hacia la equidad. Este proceso brinda oportunidades para reconocer y presenciar los errores creados por el racismo individual y sistémico, y para determinar reparaciones individuales, comunidades e instituciones.
La sanación racial se apoya a través de:
• diálogo respetuoso
• Reconocimiento y afirmación de las personas y sus experiencias.
• Conexión con culturas, historias y prácticas individuales.
• El sentido de agencia, alimentado a través del activismo de justicia racial.
Hablar sobre el racismo puede ser un desafío. Sus objetivos deben ser comprometerse a crear un espacio seguro para que las personas sean auténticas y vulnerables.
Aclara el propósito de esta primera conversación: explorar, escuchar y aprender unos de otros. Como facilitador/a, debe alejar a los participantes de culpar o menospreciar sus declaraciones.
2. Establece acuerdos para fomentar el diálogo, el respeto mutuo y la escucha profunda de lo que otros comparten: “Practica la escucha activa”, “No interrumpa” y “Asuma buenas intenciones”. Estas ‘reglas’ deben estar por escrito y visibles para todos los que participan en la conversación.
Aliente a los participantes a estar relajados y cómodos unos con otros, especialmente a medida que surjan diferencias en creencias y experiencias. Una discusión exitosa es aquella en la que te presentas interesado y escuchas lo que otros han experimentado y lo que piensan.
Considera decir “Nunca había pensado en eso antes, ¿podrías explicar por qué piensas eso?” en lugar de “No lo creo; eso nunca me ha pasado “.
Reconoce que las personas con buenas intenciones hablan mal o hacen declaraciones que pueden herir u ofender. Es útil que otros sepan cómo sus palabras te afectan o podrían ser mal entendidas por otros.
Considera decir “Me siento frustrado (o me faltan el respeto) cuando la gente dice … porque …”, en lugar de “Eso me molesta; eso es algo estúpido (o racista) que decir “. Establece estrategias para que todos participen y sean escuchados. Por ejemplo, puedes invitar a los participantes más callados a compartir sus pensamientos y/o preguntas y alentar activamente a los invitados más participativos a dar espacio a otras voces.
Ten una estrategia para breves “pausas” o “presionar el botón de reinicio”, si la conversación se desvía hacia espacios demasiado conflictivos o improductivos. Selecciona los moderadores de discusión responsables de ayudar a todos a cumplir con las reglas básicas: personas que todos reconocerán y respetarán.
3. Abre la conversación: la conversación debe ayudar a todos a conocerse entre sí.
Posibles iniciadores de conversación: Comience con una o dos de las siguientes instrucciones:
- Cuenta sobre un lugar que te haga sentir bien.
- Cuenta una historia sobre algo que has perdido o que has encontrado.
- Cuenta una historia sobre una sorpresa.
- Cuente una historia sobre un momento en que fue generoso.
- Cuente una historia sobre una vez que se enojó.
- Cuéntale sobre alguien que extrañas.
- Cuenta algo sobre cómo jugaste cuando eras niño.
4. Profundiza la conversación: una vez que estés más cómodo, ponte serio y profundiza la conversación usando uno o más de los siguientes:
- ¿Con qué frecuencia piensa en su identidad racial o étnica?
- ¿Qué aspecto de tu identidad racial o étnica te hace sentir más orgulloso?
- ¿De qué manera ser blanco / latino / hispano / afroamericano / negro / asiático / nativo americano / indio americano / isleño del Pacífico impacta en su vida personal? Tu vida profesional?
- ¿Alguna vez ha experimentado una situación en la que su identidad racial o étnica parece contribuir a un problema o situación incómoda?
- ¿La identidad racial o étnica entra en su proceso de tomar decisiones importantes o diarias? ¿Si es así, cómo?
- ¿Alguna vez te has sentido “diferente” en un entorno grupal debido a tu raza / etnia? ¿Cómo te afectó esto? ¿Con qué frecuencia / profundidad interactúa con personas de una identidad racial / étnica diferente a la suya? ¿Cuál es la naturaleza de estas relaciones e interacciones?
- ¿Alguna vez has visto a alguien ser tratado injustamente debido a su identidad racial o étnica? Si es así, ¿cómo respondiste? ¿Cómo te hizo sentir?
Después de que algunas personas hayan compartido, pídele a los demás que reflexionen sobre lo que han escuchado y compartan con qué se relacionaron o qué les llamó la atención sin culpar, avergonzar o rescatar.
5. Cierra la conversación. Cuando llegue a un punto en el que sienta que es hora de cerrar la conversación, considere hacer lo siguiente:
- Extienda la gratitud a todos por su coraje y disposición para participar.
- Como anfitrión, comparta cómo esta experiencia lo impactó y ofrezca espacio para que otros compartan cómo la conversación los impactó. Puede ser tan simple como compartir una palabra para resumir sus sentimientos sobre la experiencia.
- Aliente a los invitados a compartir una apreciación por el proceso grupal o con alguien del grupo.
- Aliente a los miembros del grupo a hacer un seguimiento con alguien de la conversación para un diálogo más profundo para continuar aprendiendo y descubriendo personalmente.
- Pídales a las personas que compartan lo que aprendieron sobre ellos mismos o cuál es su conclusión de la conversación.
- Pregunte si hay acciones que la gente se inspire a tomar como resultado de la conversación.
- ¿Programa otra conversación?
No es responsabilidad de una persona, un grupo o incluso una organización conducir el trabajo de la Sanación Racial. La responsabilidad nos corresponde a todos nosotros para participar en estas experiencias honestas, poderosas y conmovedoras y seguir juntos esta jornada.
La sanación racial es un proceso continuo que apoya la integridad en los individuos, las comunidades y las sociedades. Beneficia a todas las personas porque, independientemente de los antecedentes, vivimos y nos afectan las narrativas y las condiciones presentes en este mundo cada vez más interconectado. Este proceso brinda oportunidades para reconocer el tremendo daño infligido por el racismo individual y sistémico.
A través de la sanación racial, todos podemos forjar relaciones profundas y significativas, sentar las bases para transformar sistemas rotos y crear un mundo en el que, juntos, seamos una nueva fuerza para un cambio positivo.
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